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LO BUE FRANCESCA LO BUE FRANCESCA Pubblicato il 01/01/2010
Participación en el panel

Participación en el panel "Territorio, sujeto migrante y familia"

Participación en el panel "Territorio, sujeto migrante y familia" María Troiano de Echegaray Universidad Nacional de Cuyo mariatroiano@infovia.com.ar maria_troi@hotmail.com La obra poética de Francesca Lo Bue: "Porque la patria es la palabra": una historia de amor con la tierra y con la poesía Porque la Patria no es una ni geográfica Porque la patria es el corazón Porque la Patria es la palabra Porque la Patria es la palabra del corazón Porque la Patria es la expresión de las voces de la preclara Lengua Española ("Anotación", Por la palabra, la emoción, 9) Con estos versos inicia el libro Por la palabra, la emoción, de Francesca Lo Bue. Si bien nacida en Sicilia, en 1950, Francesca Lo Bue transcurrió su infancia en Mendoza, donde cursó todos sus estudios y se graduó en la Facultad de Filosofía y Letras. Curiosa y apasionada de la palabra, realizó investigación de posgrado en Filología y Lingüística en la UNCuyo y los continuó en profundidad en la Università de La Sapienza de Roma, donde se especializó en Filologia Romanza con el prestigioso Aurelio Roncaglia. Vive en Roma desde entonces, donde se casó y crió a sus tres hijos. Con relativa frecuencia viaja a Mendoza a visitar a la familia y los lugares de la niñez y de la primera juventud. En uno de esos viajes, en 2000, el "azar" -porque de alguna manera hay que llamar a ciertos sucesos…- la hizo encontrarse con el escritor mendocino Miguel Ángel Guzzante, por entonces un apenas conocido, en años anteriores, en alguna reunión de amigos comunes. El encuentro, aparentemente intranscendente, en principio solamente simpático, tendría sin embargo en el futuro un valor emblemático, casi de iniciación. Nació entre ellos una amistad "literaria" que se fue desarrollando gracias a la maravilla electrónica del e-mail. Él, enamorado de Roma y añorando sus bellezas, se nutría en las cartas de Francesca; ella, nostálgica de Mendoza, recibía de él las imágenes de su tierra. Amistad que rindió frutos concretos: un libro de autoría compartida, Pedro Marciano, prosas casi costumbristas, semblanzas de la vida mendocina, desde la mirada sorprendida de un extraterrestre curioso - fachada de Guzzante -, interpoladas con respectivas reflexiones que desde Roma responde Franca, también con breves prosas pero impregnadas de emocionado lirismo. En julio se presentó el libro en Mendoza, con la presencia de Francesca Lo Bue pero en ausencia de Miguel Angel Guzzante, lamentablemente fallecido unos meses antes, pérdida sensible para las letras y la cultura mendocina y regional. Aquel encuentro fortuito de Lo Bue con Guzzante y el consecuente intercambio epistolar significó para Francesca el punto de arranque para asumir la escritura. Ella confiesa que desde su primer viaje a Italia, con una beca de estudios, y tras la decisión de casarse y establecer allí su hogar, hasta este momento de su vida cuando, regresando de Mendoza tras el encuentro con quien "nació hermano en una Terminal de ómnibus" - así es como llama a Miguel Angel Guzzante en la dedicatoria de su libro- Franca había relegado al más profundo olvido la lengua española, arrinconada en el subconsciente más oscuro. Se negó por más de 20 años a hablarla, a leerla y más aún a escribirla. Responder a las reflexiones del amigo en Mendoza la obligó a recuperarla, casi involuntariamente, y de pronto se encontró expresando en el entrañable idioma de la infancia, los pensamientos y conceptos que brotaban presurosos de la profundidad adormecida durante tantos años. También el estímulo del amigo la animó a producir con vistas a la publicación. Y en este 2009, además de Pedro Marciano, nos regala dos exquisitas joyas poéticas que es mi propósito ahora presentar. El primer libro, Por la palabra, la emoción, editado en Madrid (Otra Dimensión Editores (Belgeuse Grupo Editorial) en mayo de 2009, es una colección de 61 poemas escritos en español, algunos muy breves, otros menos, que expresan de manera a veces angustiosa, a veces gozosa, la recuperación del pasado, desde la interioridad más honda, por el milagro de la creación poética. Recuperación no de una pérdida, sino de un olvido o quizá de un black out temporal, no se sabe si deseado o no, pero seguramente necesario para protegerse del dolor del desarraigo, del desafío de la adaptación a una tierra distinta, a la vida nueva que significa el exilio, el abandono de la tierra propia para iniciar una nueva vida en una nueva tierra. En la experiencia de Francesca, tras la decisión de radicarse en Italia, con el paso de los años todo el pasado argentino pareció desaparecer, quedando atrás, allende el mar, con padres y hermanos, amigos, compañeros, infancia, juventud, estudios… Pareció entonces que nada de todo ese pasado tenía que ver con ella, o casi como que ella no tenía pasado. Pero lo mágico es que todo ese tiempo "pasado" no desaparece, en realidad "no se va", sino que en algún lugar-no lugar permanece, se conserva. Un lugar supuestamente vacío, un "agujero negro", que, en cuanto tal, late repleto de invisible energía que, en algún momento, debe estallar. OSCURIDAD, -Oscuridad deslumbradora, desvaída- Te sueño nítida y Limitada de nada, en mí desde mí- Así y aquí… huyente, Como huella desvanecida de pasos anónimos -sonido apagado de ecos livianos Ecos de palabras huyendo. Liviandad intocable… Eso Es… Es Eso… Claroscuros resbalosos. Espantos cerrados, silenciosos. Automatismo de luz. Juego serio, hondo, profundo. Abismo plano, llano, palpable Simetrías lejanas y siempre de nuevo Reencontradas y amantes (Por la palabra, la emoción, p.72) Y eso fue lo que ocurrió en la mente y en el corazón de Francesca: mientras recuperaba la lengua, todo aquel pasado se desperezó, se despertó, se estiró, se hizo presente: se iluminó. El agujero negro estalló en una explosión de luz, de imágenes, de intuiciones, que necesitaron urgente expresión. Una expresión que no es buscada, podríamos decir inclusive que no es sufrida, sino que es revelación, que es manifestación, que es epifanía. Nada mejor que las propias palabras de la poetisa para comprender esta intensa vivencia del surgimiento de la palabra poética en el acto de recuperar el pasado. Fulge secreta, oscura, una estrella, la idea. Se desliza, conmovedora y sombría, porque retoña de la tristeza, de la añoranza y tiene el sabor extraño del misterio de todas las cosas. ¿Es vibración poética? No sé. Sé que rápidamente es palabra, palabra verdadera y por eso palabra de amor. Brotó así en el aire, cuando las ánforas aéreas recogen las centellas escarlatas del abrazo breve de la luna y el lucero, allá entre los guijarros inmóviles y el trigo ondulado. ¿Es murmurar de dioses muertos, de ángeles caídos? Resplandeces insistente, palabra decantada, única del aquí, del ahora, del ensueño, de la pasión. ¿Esperan sumisas, impacientes, las palabras? Sí, para anular el olvido en el tropel de las voces agitadas, en el ensueño inquieto del fluir voraz. Palabra, templo blando. Patria de ángeles en paz. La estrella es el símbolo que en Francesca ilustra la intuición poética. Y es también la palabra misma, que es una sola cosa con la idea, con el concepto. Dos intuiciones en particular se destacan en la poética de Lo Bue: la vivencia del pasado como eterno presente y la calidad "territorial" de la palabra. Recordemos la afirmación de Walter Benjamín ("Sobre el lenguaje en general y sobre el lenguaje de los humanos" en Para una crítica de la violencia y otros ensayos) acerca de que el lenguaje no representa una entidad sino que es la entidad en sí misma: "Dado que la entidad espiritual del hombre es el lenguaje mismo, no puede comunicarse "a través" de éste sino solo en él" (p.63). Al nombrar, el autor crea, construye; en el caso de Francesca, recupera el pasado, el tiempo, que entonces se revela eterno presente continuo. Y con la reapropiación del pasado, se gana también la emoción. Porque no es el recuerdo difuso, etéreo, vago, aséptico, sino el recuerdo que es sensación vívida, vital, que todavía agita la sangre y eriza la piel. Todo el pasado es un hoy, que no se ha ido sino que está aquí, conmigo y ahora. ¿PALABRA PARA LA EMOCIÓN? La emoción está ahí Como levadura cálida y sola, - Acurrucada esponja, rumorosa de verdezul, - Trémulo pez ciego- Su temblorosidad, sin asientos de carne, Golpea con su escalofrío ocre. Su llanto blanco Se deshace hacia hondonadas tranquilas, espejos huecos de nada. ¿No estás tú, palabra huida - término redondo, único y fiel,- que la atrape, y me la devuelva, llagada en estelas de ensueño y vacío pleno? (Por la palabra, la emoción, 28) En esta relación dialógica entre el sujeto y su pasado, ese pasado encierra por supuesto también la tierra, el territorio, la Patria. En consecuencia los versos surgen íntimamente conectados a las experiencias vividas y manifestarán el extrañamiento psicológico y afectivo, la soledad, el desgarramiento de la separación del país de origen y el amor por el nuevo país elegido, Italia, prolongación de la propia tierra. ANOTACIÓN Porque la Patria no es una ni geográfica Porque la patria es el corazón Porque la Patria es la palabra Porque la Patria es la palabra del corazón Porque la Patria es la expresión de las voces de la preclara Lengua Española Una tierra blanca cae por los huecos de la clepsidra… A depositarse en las sombras diáfanas De las palabras muelles que se abrigan y entrelazan... Arenillas que se juntan y hablan de un misterio de los aires Un misterio infinito, blando y generoso, -Locuaz y conmovido Patria, temeraria tierra de palabras En el tiempo de las voces temblorosas. Roma, 24 de enero de 2009 (Por la palabra, la emoción, 9) La simbiosis de las dos patrias se traduce en una simbiosis también textual: los poemas brotan en italiano y brotan en español; y podemos afirmar que la poeta no ha traducido una poesía del italiano al castellano o viceversa sino que cada una es una poesía original igual y distinta en sí misma. Esto ocurre en el segundo libro, Non te ne sei mai andato (Nada se ha ido) publicado en julio del corriente año en Roma en una edición bilingüe de Edizioni Progetto Cultura 2003 SRL. También en este libro, a lo largo de los 53 poemas que lo conforman, la palabra poética se tiende como un puente entre universos que coexisten, entre diferentes modos de pensar y de ver el mundo: las dos "vidas" de la poetisa, las dos épocas, las dos patrias. Y los sentimientos, las emociones e ideas necesitan de las dos posibilidades de expresión: en una lengua y en la otra. Aunque el pensamiento sea el mismo, decirlo en italiano requiere una forma y decirlo en español, otra. No se trata de traducción -es importante destacarlo especialmente y por ello insistimos-. Y esa duplicidad se refleja también en las figuras retóricas, sobre todo en el uso del oxímoron: antico giorno nuovo; pace inquieta; potente impotenza, vacío pleno, sombras diáfanas. LA PALABRA Resbalas insomne, acechante, estrella niña de la tarde. Deja que mis cabellos de ámbar suave se sequen en tu escarlata solitario, aquí, en el horizonte milenario del mar lívido, del sol muerto. ¿Quién adora tu plenitud errante? ¿Dónde escondes tus zafiros estrellados? Pacienta y aguarda el fulgor de la palabra, aleteo escondido en la aspereza roja de la tarde del día único, del antiguo día nuevo (p.40) LA PAROLA Glissi insonne, sbirciando, stella della sera. Lascia che i miei capelli ambrati S'asciughino nel tuo scarlatto solitario, qui, nell'orizzonte millenario del mare livido,del mare morto. Chi adora la tua pienezza errante? Dove nascondi i tuoi zaffiri ammiccanti? Pazienta e aspetta il fulgore della parola: aleggia nascosto nell'asperità rossa della sera, del giorno unico, dell'antico giorno nuovo (41) Pero esta palabra poética es compleja y tiene múltiples aristas: es una parola stranita, intensamente cargada al principio por el sentimiento de desarraigo; surge "desde un caos sin forma, nebuloso, pero paulatinamente se va aferrando a un cosmos de valores y, al devenir nombre y cristalizarse en el papel, se opone al silencio de un mutismo indefinido y otorga al infinito una apariencia de finitud" ("Note di lettura" de Francesca Innocenzi que prologan el libro). INFINITO INFINITO Infinito devorador quieto y sagaz. Quiero vencerte. Deshaces los años lustros, los amores locos, las líneas sinuosas. Los días, la fatiga y el mirar absorto del conocer, belleza cenicienta. Desciende abrupta la línea derrocada de la torre antigua allá, entre las espigas onduladas. Infinito voraz y olvidadizo Machacas y escondes El tiempo nulo de la vida. Te venzo con la esperanza, la idea, Con el orgullo humilde del sí, en el goce tibio de las frondas azuladas, Con el sollozo antiguo de los hijos de las madres. Hueco infinito Nada puedes con la vida, Con el dolor Con la ilusión Con la flor blanca del camino (Nada se ha ido, 30) Divori, Infinito quieto e sagace. Disfai gli anni lucidi, gli amori pazzi, le linee sinuose, i giorni, le fatiche e lo sguardo assorto della conoscenza, bellezza cinerina. Scende dritta la linea spezzata della torre antica Là, fra le spighe ondulate. Infinito vorace e smemorato Stritoli e nascondi Il tempo avaro della vita. Ti vinco con la speranza, l'idea E con l'orgoglio umile del sì, nella gioia tiepida delle fronde azzurre. Col singhiozzo antico dei figli delle madri. Vuoto, triste infinito, niente puoi con la vita, col dolore, con l'illusione, col fiore bianco del cammino (Non te ne sei…p.31) "Nada puedes con la vida, / con el dolor": en efecto, la palabra eleva desde el fondo del olvido trozos de vida, lucha contra el olvido, busca sepultarlo, para que no sea. Y la emoción de aquellas experiencias es revivida con intensidad por medio del verso, como podemos apreciar en al menos estos dos poemas en que rememora a su padre: IL FISCHIO Immobile nell'aria millenaria Quel fischio lungo ! Quieto di sole e fogliame, di ondulate acque di canali sussurranti e delle voci del tempo mio. Dal passato risuoni, stilla di luce, vita sottile del tempo che fu. Fischio, respiro e cuore nel fiume dell'aria! Risuoni ancora dal lontano tempo fuggito, il tempo mio! Spazio perlaceo, fior dell'aria che ritaglia il tempo luce. Quieta rondine di cristallo (Non te ne sei mai andato... p.53 EL SILBIDO Inmóvil en el aire milenario ¡Aquel silbido largo! Quieto de sol y de follaje, de aguas onduladas de acequias y de las voces del tiempo mío. Desde el pasado resuenas como carámbano de luz, vida sutil del tiempo aquel. Silbido. ¡Aliento y corazón en el río del aire! Resuenas siempre desde el tiempo ido, ¡En el tiempo mío! Espacio de nácar, jazmín del aire recortando el tiempo luz. Golondrina quieta de cristal. (Nada se ha ido, p.52) LONTANANZE Padre mio, Cercavi pianure larghe E cuore celeste E oro di acque tranquille. Il viaggio freddo nell'ondulato alto blu, e la stamberga e la sete e la tristezza larga, larga che spezza. E una dimora bianca nell'ombra verde, verde, e acque bianche, bianche di neve canterina. Per entrare nel giardino spezzato Dell'abisso triste, triste Del cuore diviso (Non te ne sei mai andato, p.61) LEJOS Papacito Buscabas planicies anchas, Y corazón celeste Y oro de aguas tranquilas. El viaje frío, en el ondulado añil. Y la covacha y la sed. Y el desgarro de la tristeza ancha, ancha… Y la morada blanca con su sombra verde, verde. Y las aguas blancas, blancas de nieve cantarina Para entrar en el jardín quebrado Del precipicio triste, triste Del corazón partido. (Non te ne sei mai andato, p.60) O también en "Susana", en el que recuerda a nuestra compañera de estudios en la Facultad de Filosofía y Letras, asesinada en diciembre de 1975, víctima de ideologías represivas. SUSANA Amor y muerte. ¿Amor a un proyecto, a una idea, amor a las ideas de un hombre? Amor, tenue espuma en el aire quebrado por un puntudo rayo que se esfuma. No nos quisieron. No nos pudimos quedar. Nos tuvimos que ir. Nos fuimos con una alondra jade en el corazón porque estaban los escombros de barro y piedra. Porque estaban los aires voraces. Porque llamaba la eternidad del dolor de la herida de la noche muda, oscura y ciega. Esperaban los adobes sucios, los yuyos sedientos ... El acero golpeaba las aceras ... sin árboles en el frío cavernoso de las madrugadas hoscas y malditas. ¡Y los enjutos ángeles de la malahora! Tu carne llagada - centella alada - clama a la bienaventuranza. Flor de plata en la noche pavorosa. Se estruja la luna en la cisterna amarga. Susana ... Te robaron tu eternidad madura, te robaron la herencia de tus días plenos. (Nada se ha ido, 28) SUSANNA Amore e morte. Amore a un progetto, a una idea, amore alle idee di un uomo? Amore, fievole schiuma nell'aria spezzata da un puntuto raggio che sfuma. Non ci hanno voluto, ce ne siamo dovuti andare, ce ne siamo andati con un'allodola giada nel cuore. Perché c' erano le macerie di fango e pietra, perché l'aria era vorace, perché chiamava l'eternita del dolore, della ferita, della notte muta, oscura, cieca. Aspettavano i rovi assetati, l'acciaio colpiva le strade nel freddo cavernoso delle albe fosche e maledette. Gli arcigni angeli della malora! La tua carne piagata - alata scintilla - chiama alla bienaventuranza, fiore chiaro nella notte della paura. Si strizza la luna nella cisterna amara. Susanna! Ti rubarono la tua eternità matura, ti rubarono l'eredità dei tuoi giorni pieni. (Non te ne sei mai andato, 29) Como vemos, el poema será, además, pretexto para reflexionar sobre el tiempo que a nuestra generación (los que tenemos cincuenta largos…) nos tocó vivir; dice Francesca "No nos quisieron. / No nos pudimos quedar. / Nos tuvimos que ir". Aquí se amplía el tema: el dolor del destierro se convierte en una especie de sino, de designio fatal, que el hombre no puede explicar ni comprender, sea el destierro físico de la patria, cuanto el destierro de la vida, el destino de muerte. Susana es el dolor que se renueva constantemente sobre la pregunta por el dolor: ¿por qué a algunos les tocó pagar, sufrir, como si fueran encarnación del dolor? Tanto individuos cuanto a veces también algunas generaciones - casi siempre jóvenes: ¿por qué algunos deben ser "elegidos" como víctimas?. Esta es una dolencia que tengo siempre en el alma, que me raspa continuamente el corazón. Por eso Susana, a pesar de que la conocí y la traté muy poco, es para mí una espina dolorosa de amor, pena e interrogación constante (Carta personal de F.Lo Bue) Es decir, ese pasado que se va recuperando, ese tiempo pasado que se va haciendo presente, y que viene cargado de emoción, trae también consigo el dolor, si lo hubo. Francesca considera que la emigración, el exilio, el destierro, aún cuando voluntarios, tienen una fuerte dosis de decepción y han sido impuestos en el sujeto por algún imponderable, por algún factor que no se pudo manejar. Y por ello afirma que víctimas fuimos todos, que fuimos rechazados, negados por los unos y por los otros, no teníamos cabida en una sociedad tan alterada en sus valores y principios. Más aún, Francesca cree que lo seguimos siendo, víctimas, ahora en la prolongación de nuestros hijos, en cuanto ellos deben -o debieron no hace mucho- también emigrar aunque ya no por motivos ideológicos sino económicos, porque la Patria les niega hoy - o les negó- el futuro, el crecimiento, la posibilidad de maduración que lleva a la plenitud. En este sentido, la lírica de Francesca Lo Bue resulta globalmente moderna, actual, porque expresa el dolor, la duda, el desconcierto, el desarraigo que todo emigrado experimenta. Y es innegable que vivimos una época de emigración global: Argentina, en otros tiempos receptora de inmigrantes, desde hace algunos años expulsa a sus hijos. Aunque no es, nuestra nación, la única que lo hace: Francesca lo vivió en carne propia en su juventud, pero lo ve también a diario en Italia, se ve en Francia, se ve en España, se ve en los Estados Unidos, países inundados por miles de inmigrantes que buscan una vida más humana, o más confortable, o simplemente otra vida. Sea por lo que fuere, un intenso movimiento migratorio general caracteriza nuestra época y, en consecuencia, la crisis de identidad personal, de identidad social y nacional agobian al hombre contemporáneo. Y no es necesario decirlo: sabemos que toda crisis es dolorosa. Y no saber quién se es, a dónde se pertenece… no puede menos que generar una profunda angustia existencial. Con el tiempo, el sujeto se adapta, se aclimata, empieza a hacer suyos los espacios, crea para sí un nuevo territorio, se reconstruye una identidad. Y entonces el conflicto será ahora una moneda con dos caras: el sujeto recuerda y añora la tierra que abandonó, la sigue amando en su nostalgia; pero ahora también ama la tierra nueva que conquistó, donde engendró y alimentó nuevos afectos y emociones. Es un desarraigado aquí y allá, evoca y añora tanto el aquí como el allá. Ya lo vimos en el poema "Lontananze" que recuerda a su padre inmigrante en Mendoza: "Per entrare nel giardino spezzato / dell'abisso triste, triste / del cuore diviso". En la experiencia de Francesca, ese sentimiento de ser uno y ser otro a la vez, de estar escindido entre un lugar y otro, entre el pasado y el presente, y un presente que ya en parte es pasado pero otro pasado, ese sentimiento generó en ella aquel vacío, aquel agujero negro que la hizo sentirse apátrida, "desterritorializada" y ajena a la propia infancia y juventud. Pero la poetisa encontró finalmente la llave que abrió la prisión donde era la nada, descubrió que "en la poesía" se encuentra el yo, la identidad, el territorio que se creía perdido, que la verdadera Patria es la palabra, la Patria fiel, segura, confiable, constante, eterna. Sólo en la palabra, porque ella dice nuestra emoción, porque ella recupera nuestro pasado haciéndonoslo continuo presente, nos encontramos a nosotros mismos, reconocemos nuestra identidad, nos reconocemos. La palabra Se le perdió el pasado, Le negaron el zumo del pasado, la nostalgia, Se la tiznaron, le deslucieron su violeta azulado. Y también el presente, que es el ya del pasado. Solo el dolor está solo. La tristeza está igual, quieta y mustia. Los duendes arrinconados salieron con sus muecas amarillas. Cerraron los postigos de los miradores verdes, El rocío blanco se secó en los ramajes grises, Las montañas huyeron en su ceguera de nieve y distancia. Y fueron pavores de noche fría sin estrellas, Y escalofríos de túneles estrujados de viento. Claudicó el rojo pétalo del clavel del aire, Se le oscurecieron las pupilas brillantes a los pensamientos. Y entre piedras inmóviles se ausentó el corazón callado de ausencias. Estoy aquí y silenciosa espero… que se desgarre la tela del olvido inmémore. Y que brote el encanto de la vida mía. Tú te asomaste a mi soledad, Y mi soledad ya no está vacía y muda, ya no está sola (Por la palabra,…p.11) Claro que el descubrimiento, el relámpago de luz que provocó esta intuición exige una reflexión constante, una lucha constante contra el olvido, para que el olvido "no sea". Pero es una esperanza incierta porque, dice Francesca, tal vez se trata de "un desafío estéril". La emigración es física, moral, espiritual, y es una fuerza negativa, a veces avasallante, a veces destructiva, y por eso, en última instancia, desafiante. El desterrado es una víctima de tal experiencia, y si bien la palabra poética es liberatoria, a veces puede no ser suficiente. Por eso es que la búsqueda continúa, porque aquella "llave" - la poesía - no es permanente y fija y segura, sino que exige ser trabajada, "fatigada"- diría Borges- a la par de las emociones y sentimientos. Así dice su duda, su confusión, su temor a la irrecuperabilidad en: LA LLAVE DEL CORAZÓN Pez rescatado al olvido vienes con una llave en el corazón a buscar el sendero derecho, verde y tibio, en el abismo de mi mar límpido y turbulento… ¿Abrirá tu llave roja el orden del corazón? ¿Las palabras del murmullo quieto y de la pena? Pez moribundo de plata… ¡La llave del perdón, de la paz….! En el fulgor de sangre de las aguas estrelladas Pez de plata mustia, ¿Abrió tu llave la torre blanca? (Por la palabra…, 74) Otros temas encuentran eco en los poemas de Francesca Lo Bue y para hacernos una idea podemos leer los títulos de las poesías: "Fichi d'india", "Rimembranze", "Rifiuto", "Ci stanno gli altri", "Sogno antico", "Quiete", "El navío", "Felicidad", "El beso", "La gracia", "Esencia de cristal", "El libro", y con este quiero concluir. Aquella palabra poética, reveladora y evocadora del pasado, recreadora de la nueva identidad, puente entre los tiempos de lo que fue y lo que es, se recoge y se conserva en el regazo del libro, "el libro donde está todo", que se erige en símbolo de la eternidad que reside en nosotros: todo el pasado, el presente y el futuro están contenidos simultáneamente en él. Nada más natural que, para una enamorada de la palabra, el libro sea el contenedor por excelencia, del recuerdo, de las ideas, de las emociones, en definitiva, de la vida. IL LIBRO Buio. Macchie grigie umane Che sbucano dal grigiore argentato della notte, dalla notte protette, sfilano dall'eternità buia. Dall'eternità? Da dove? Dal misterio buio del sogno? Dal buio grigio dei giorni lontani, perduti. S'avvicinano. Sono volti sconosciuti, celati dalla notte, dai tempi anonimi, smarriti nei lontani trascorsi. E vengono, con la nullità e la pesantezza della pietra, con l'umanità della pietra disegnata, scavata. E scendono, volti scuri, misconosciuti e presenti, già visti, e nuovi e vecchi. Tutti arrivano, dall'immensità grigia del grigio lontano. E scendono, pietre blande, e ti danno il libro, il libro smozzicato, pesante, scritto di nomi ricordati e dimenticati. Il libro del presente popolato, anonimo, fermo e tumultuoso. Il libro dell'oscurità dei tempi.. Il libro dove c'è tutto, dove ci sei tutta. Il libro che è qui ed è ricordo. Non è il perduto, non è il dimenticado. È il libro sul disconosciuto, il libro del tempo presente, il libro di tutto il tempo presente, del fu adesso,del fu sempre del fu non perduto del fu sempre presente (Non te ne sei mai andato, 125)

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